Cuál es el futuro de las tiendas físicas
Con el inicio del mes, en Zesto hemos cambiado de oficina y para completar la mudanza nos acercamos a una gran superficie (en este caso Alcampo, pero creo que el caso se pude extrapolar a cualquier otra) a comprar un microondas y una nevera para la cocina.
Primera parada: 9 ó 10 microondas en el expositor (no hay muchas opciones, ¿verdad?). Escogemos el que mejor nos parece, sin mucho criterio (ya empezamos a echar de menos las puntuaciones y los comentarios). Mala suerte, justo escogemos uno que no está disponible en las baldas inferiores. Pues escogemos el de al lado… Pues tampoco lo hay. «¿Para que %$··!! los tienen expuestos si solo tienen el de exposición?» Nos dirigimos a la dependienta y así aprovechamos y preguntamos también por el frigorífico.
– Hola, ¿Nos podrías comprobar si tenéis en el almacén este microondas?
– Pues no sé, tengo que mirar en el ordenador.
Mientras caminamos:
– Ya de paso, te queríamos preguntar por un frigorífico, que también queremos llevar uno.
Con cara de enorme sorpresa:
– Lo habréis encargado, ¿no?
– ¿Cómo?
– Sí, hay que encargarlo y luego os avisamos para que vengáis a recogerlo.
– ¿En serio?
– Sí.
Resumiendo, el proceso de compra que a Alcampo le parece lo más normal es tan sencillo como: Haces un viaje al hipermercado para escoger el frigorífico, vuelves a casa a esperar que te llaman cuando lo reciben en el almacen unos días después, vuelves al hipermercado a pagarlo y llevártelo (¿quién no tiene una furgoneta en el garaje?), o pagas un plus para que te lo lleven a casa, donde esperas otro par de días hasta recibirlo.
Bien, huyamos hacia adelante:
– Bueno, pues nos llevamos este mismo.
– De acuerdo, en un par de días os llamamos para que paséis a recogerlo.
Todo esto fue el 2 de mayo. El 11 de mayo, más de una semana después, seguíamos sin noticias del frigorífico, así que esa noche tomamos la opción que debimos tomar desde el principio: Amazon, clic, clic, pedido en curso. El 13 de mayo ya lo teníamos en la oficina. Un correo al vendedor y el 14 ya tenemos la factura.
El 15 nos llaman para decirnos que ya tienen disponible el frigorífico…
Tal vez sea mi deformación profesional, o que soy un tiquismiquis, o ambas cosas, tal vez esta situación no debería parecerme surrealista y anacrónica, pero la realidad es que han perdido una venta y un cliente.
Lo que personalmente tengo bastante claro, es que el futuro de las tiendas físicas estará ligado a servicios y experiencias, el futuro (a más corto plazo de lo que muchas empresas se empeñan en creer) de la venta de productos sin valor añadido es Internet.
Y todavía nos queda volver a solicitar la factura del microondas 😛
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