Los procesos de desarrollo de proyectos pueden ser predictivos o ágiles. Los procesos predictivos tienen un objetivo claro y definido y a partir de ahí, se planifica la ruta que se debe de seguir para poder conseguir dicho objetivo. Si bien, definir qué es lo que queremos y los pasos para lograrlo nos permite conseguir nuestros objetivos, cualquier obstáculo hará que tengamos que superarlo para seguir con el plan establecido.

Mientras que las metodologías ágiles se adaptan a los nuevos cambios para poder conseguir el objetivo final. Es decir, todas las metodologías persiguen un objetivo final, pero las metodologías predictivas priorizan la hoja de ruta a seguir, mientras que la metodología agile tiene el foco puesto en el objetivo final.

¿Qué son metodologías ágiles en proyectos?

Originalmente, el desarrollo de un proyecto se llevaba a cabo a través de un proceso lineal en el que se hacía una entrega de un producto final. El problema de este proceso era que si el producto/servicio final, no se adaptaba a las necesidades del cliente, había que aplicar soluciones de urgencia o incluso, volver a empezar el proyecto. Lo que supone un gran problema, especialmente en proyectos que requieren un gran desarrollo.

Lo novedoso de una filosofía como Agile es la capacidad de tomar decisiones en base a los cambios y problemas que puedan surgir a lo largo del proyecto.

Agile es una metodología que permite a las empresas adquirir una filosofía de forma de trabajo cuyo objetivo es la mejora de resultados de la compañía. Esta metodología se caracteriza por su flexibilidad, la orientación a resultados y, sobre todo, por la importancia que da a las personas, poniéndolas en el centro de todo.

Esta nueva forma de trabajo y organización busca poder desarrollar productos y servicios de calidad a una velocidad mayor que las formas de trabajo tradicionales. Desarrollando un modelo de trabajo constante y rápido, basado en plazos de entregas breves para centrar la atención en el Sprint que está teniendo lugar.

Las metodologías ágiles incorporan equipos multidisciplinares que trabajan de forma independiente, pero funcionando como un gran engranaje, ya que se nutren los unos de otros para generar el resultado esperado. Cada trabajador tiene autonomía y autogestión para conseguir de forma colaborativa los mejores resultados.

El principio en el que se basa la metodología Agile es en la prueba de funcionalidades del servicio sobre la marcha para poder comprobar si está funcionando, antes de hacer una entrega final que pueda dar lugar a errores.

Ventajas de la Metodología Agile

Existen múltiples ventajas de trabajar con un tipo de metodología como Agile.

• La minimización de errores en las entregas, mejorando la experiencia del cliente.
• Mayor satisfacción de los empleados y mejora de la conciencia de equipo.
• Reducción de los tiempos de producción y reacción y agiliza los procesos de toma de decisiones.
• Mejora de la producción y la productividad gracias a una óptima asignación de recursos.

¿Qué son las metodologías ágiles?

A partir del producto que se quiere desarrollar, se definen diferentes fases perfectamente planificadas en base a los recursos de los que se disponen. A lo largo de todo el proyecto se deben cumplir dichos calendarios, costes y estándares del producto. El problema de este plan estático es que el producto final puede no cubrir todas las necesidades dado que éstas han cambiado desde el inicio del proyecto.

Las propuestas que se hacen desde la metodología Agile son:

• Poner el valor a las personas y su interacción por encima de los procesos y las herramientas.
• Valorar la funcionalidad del producto/servicio sobre otro tipo de funciones.
• Integración del cliente dentro del proyecto con el fin de que aporte el mayor posible en todos los pasos del proceso.
• Anticipación y adaptación frente al cambio.